Hoja nº 9 de mi cuaderno de bitácora
Dice Magdalena que no nos preocupemos, que aunque el telediario cite cifras alarmantes sobre el contenido de los embalses, todo es pura propaganda de la oposición, que lloverá porque el gobierno tiene buen talante y el buen talante se premia con lluvia mansa si estamos en otoño y con brisa fresca si estamos en primavera.
Dice Magdalena que no nos engañemos, que esto de la sequía no es para siempre. Que dentro de poco veremos nuestros campos verdes, llenos de vacas lecheras y manchegos con impermeable segando prados como en Galicia.
Que nuestros montes se van a llenar en poco tiempo de hayas y robles, con sus helechos arborescentes ocultando en la penumbra de los bosques esas fresillas silvestres que parecen botones rojos; que vamos a tener castaños por los bordes de las carreteras en cuyo asfalto crecerá el musgo en las curvas de umbría...
Dice Magdalena, que de esto sabe mucho porque estuvo un verano en Asturias, que dentro de poco el queso de cabrales llenará nuestras despensas y con su olor telúrico a cueva y agua de lluvia y materia viva y que el reseco queso manchego lo tendremos que comprar en Holanda.
Dice Magdalena que nuestros arroyos y ríos, tristemente muertos en verano y con olor a monte de jara van a tener truchas grandes como salmones y que habrá concursos de pesca los domingos ahí mismo, en la Atalaya y que el don quijote azteca acabará pareciendo una meiga harapienta de enredaderas y yedra y no te digo nada del de la Plaza del Pilar que es de bronce y se le pega mucho más el orín.
Dice Magdalena, en fin, que de tener una miaja más de inclinación, nuestros cerros se llenarían de piraguas que acabarían bajando cuestas líquidas hasta el mismísimo embalse del Vicario.
Dice Magdalena que sí, que el clima ha cambiado, que ya no habrá que ahorrar para poder huir durante la feria a las Rías Bajas, que todo lo tendremos aquí a mano y que el Ave lo tendrán que ampliar, y harán una autopista desde el aeropuerto de Puertollano que va a llegar lo menos hasta Arroba de los Montes, que los hoteles tendrán tejados de pizarra y comeremos en ellos churrasco.
No sé, yo creo que Magdalena exagera un poco y tiene excesiva confianza en el gobierno o es demasiado optimista.
Dice Magdalena que no nos preocupemos, que aunque el telediario cite cifras alarmantes sobre el contenido de los embalses, todo es pura propaganda de la oposición, que lloverá porque el gobierno tiene buen talante y el buen talante se premia con lluvia mansa si estamos en otoño y con brisa fresca si estamos en primavera.
Dice Magdalena que no nos engañemos, que esto de la sequía no es para siempre. Que dentro de poco veremos nuestros campos verdes, llenos de vacas lecheras y manchegos con impermeable segando prados como en Galicia.
Que nuestros montes se van a llenar en poco tiempo de hayas y robles, con sus helechos arborescentes ocultando en la penumbra de los bosques esas fresillas silvestres que parecen botones rojos; que vamos a tener castaños por los bordes de las carreteras en cuyo asfalto crecerá el musgo en las curvas de umbría...
Dice Magdalena, que de esto sabe mucho porque estuvo un verano en Asturias, que dentro de poco el queso de cabrales llenará nuestras despensas y con su olor telúrico a cueva y agua de lluvia y materia viva y que el reseco queso manchego lo tendremos que comprar en Holanda.
Dice Magdalena que nuestros arroyos y ríos, tristemente muertos en verano y con olor a monte de jara van a tener truchas grandes como salmones y que habrá concursos de pesca los domingos ahí mismo, en la Atalaya y que el don quijote azteca acabará pareciendo una meiga harapienta de enredaderas y yedra y no te digo nada del de la Plaza del Pilar que es de bronce y se le pega mucho más el orín.
Dice Magdalena, en fin, que de tener una miaja más de inclinación, nuestros cerros se llenarían de piraguas que acabarían bajando cuestas líquidas hasta el mismísimo embalse del Vicario.
Dice Magdalena que sí, que el clima ha cambiado, que ya no habrá que ahorrar para poder huir durante la feria a las Rías Bajas, que todo lo tendremos aquí a mano y que el Ave lo tendrán que ampliar, y harán una autopista desde el aeropuerto de Puertollano que va a llegar lo menos hasta Arroba de los Montes, que los hoteles tendrán tejados de pizarra y comeremos en ellos churrasco.
No sé, yo creo que Magdalena exagera un poco y tiene excesiva confianza en el gobierno o es demasiado optimista.