Friday, November 17, 2006

Leoncio contra el sistema

Aquel dìa, Leoncio se levantó temprano como siempre y mientras desayunaba se hizo mentalmente la planificación diaria. En principio todo le cuadraba bastante bien pero viendo que Javier empezaba a hacer la mona delante de la taza de cereales con leche y colacao le asaltaron serias dudas de que ese día , como todos los demás, se cumplieran sus previsiones. Sus dudas se convirtieron en certeza cuando Javier decidió que no se tomaba la leche porque sabía a chorizo. A Leoncio, aquella le pareció una razón de peso aunque por descontado increíble, y como tomó conciencia de padre la noche anterior viendo en la televisión el programa de Supernani, no tuvo otra alternativa que desplegar las estrategias persuasorias aprendidas de la pedagoga nulípara. Leoncio también es nulíparo, claro está, pero aún así alcanzó cierto éxito, aunque tan parcial y a tal hora, que viendo que aquel día tampoco podría realizar su plan decidió que se vengaría lo más cruelmente posible en el primero que se echase a la cara. De ninguna manera estaba dispuesto a cargar él solo con su frustración: alguien, ese día se sentiría tan desgraciado como él al menos por unos momentos. Así que empezó por el principio a ejecutar su agenda tal y como tenía previsto. Como entre que dejó a Javier en la escuela y una visita que tenía que hacer a un centro a las once y media, hora del recreo le quedaba más de hora y media se acercó hasta la Caja de Ahorros a pedir el bonobús.
-Buenos días, señorita.
-Buenos días, ¿qué quería?
-Pues mire, yo venía a por el bonobús que ofrece el Ayuntamiento al 50%.
-Ah, sí, pero no puede ser hoy.
-¿Y eso por qué, señorita?
-Porque, como puede ver usted en el aquel cartel los bonobuses sólo se venden los martes y los jueves, así que, deje paso al siguiente, si es tan amable, siento que haya tenido que esperar.
-Ah, no, señorita, no lo sienta usted, que bastantes pesares le dará ya la vida cotidiana para que además se preocupe por mi. Mire, usted simplemente me da un bonobús, yo se lo pago y me voy y se ahorra la preocupación.
-Señor, si no es por ahorrarme nada, es que solo se vende los martes y los jueves.
-Ya , pero mire, es que yo trabajo, sabe, y no puedo perder otra mañana más para lo del bonobús, así que, ya que no es cuestión de ahorro, deme al bonobús, yo se lo pago y todo arreglado.
-martes y jueves.
-Martes y jueves será por conveniencia del banco, señorita, pero a mí me conviene hoy que es miércoles y no trabajo hasta las once.
-Bueno, no es que sea una conveniencia caprichosa, es una cuestión de organización. No vamos a ser rigurosos sólo para molestar a los clientes
-No esperaba menos de ustedes, que tienen fama de ser un buen banco, y puesto que no es una cuestión de rigor por el rigor, véndame bonobús y le quedaré muy agradecido
-Ya le he dicho que sólo los vendemos los martes y jueves ¿ Es usted cliente del banco?
-No señorita, yo nunca sería cliente de un banco que fija los días de los servicios a su capricho sin tener en cuenta las necesidades de los usuarios.

-¡Cómo, que no es usted cliente del banco! ¿Y me hace perder todo este tiempo?
-Pues no, señorita, pero tenga en cuenta que yo no he elegido que sean ustedes quienes vendan los bonobuses sino el Ayuntamiento y como comprenderá no tengo por qué ser cliente del banco que elija el Ayuntamiento, pero como sólo ustedes venden el bonobús... Además no creo que sea perder el tiempo atender a un cliente, ya le pagan a usted por ello, señorita.
- Pero, vamos a ver, ¿no dice usted que no es cliente nuestro?
- No señorita.
- Mire, hay ya mucha gente esperando, así que tenga la amabilidad de dejar paso y venga usted el jueves.
- Señorita, si hay mucha gente esperando no es por mi voluntad sino porque usted lleva un cuarto de hora negándose a venderme el bonobús; déme mi bonobús y será usted quien favorezca a esta gente, como supongo que será su obligación ya que trabaja aquí y no yo que no solo no trabajo aquí sino que es la primera vez que entro en este banco.
-Pero ya le he dicho que hoy no puede ser, no puedo hacer ninguna excepción y menos con personas que no son clientes del banco.
-Ah, ¿es que estaría dispuesta a hacer excepciones en algunos casos?
- Si fuera por alguna causa importante sí, pero sólo con los clientes y usted dice que no lo es.
-No señorita, y me parece que nunca lo seré en vista de cómo me trata usted. De todas formas lo olvidaré y si me vende el bonobús quizá considere la posibilidad de hacerme cliente suyo.
- Lo siento ya le he dicho que sólo los vendemos los martes y los jueves.
- Pero señorita, acaba usted de admitir que está dispuesta a hacer excepciones en casos importantes y yo no puedo venir mañana
-Sólo con los clientes
-Vale, en ese caso quiero abrir una cuenta.
-De acuerdo. ¿Nombre?
-Leoncio Venteo
-¿Dirección?
-Calle tal, número tal.
-¿Cuánto quiere ingresar en la cuenta?
-Pues, no sé ¿un euro?
-Vale, este es su número de cuenta, su libreta de ahorros, su carnet de identidad y en esta hoja tiene los días en que damos los servicios: lunes pensiones, martes y jueves bonobuses , miércoles recibos varios, viernes...
-Vale pero ahora que soy cliente ¿no podría hacer aquellas excepción y darme mi bonobús?
- Lo siento, martes y jueves
- Señorita, mire que la cola aumenta y ya continúa por la calle.
-Martes y jueves.
- Señorita estoy empezando a sentirme incómodo con el servicio que dan ustedes a sus clientes, así que para contribuir a la mejora del banco, quisiera presentar una queja al director de la oficina. ¿Me puede indicar cuál es su despacho?
- Mire, como ya hemos perdido mucho tiempo, para no tener más líos prefiero venderle el bonobús si no le importa.
- Bah, déjelo que hay mucha gente esperando, cancele mi cuenta que ya me da igual porque acabo de perder el autobús. Ya vendré el próximo miércoles, señorita. Buenos días.